NO AL FATALISMO

¡Qué sí!..., que hay gente para todo en este jodido mundo. Los hay que toman postura, los hay que critican a los demás por tomar postura, los hay que palmean a estos últimos, los hay que incluso insultan a los que toman postura, también los hay que nunca toman postura porque no tienen ni puta idea, los hay que aún teniendo idea se abstienen estratégicamente por un no sé qué, están también los equidistantes, los virtuosos, los dependes, los igualmente, los zurdos, los derechos, los aparentes, los centrados, los a todo que sí, los melifluos, los a todo que no, los que se lo tienen que pensar, los que no pensarán en su puta vida, los relativistas, los new-age, los reaccionarios, los novísimos, los fachas, los moderados, los inmoderados, los estultos, los listos, los oligofrénicos, los conspiranoicos, los magufos, los ingenuos, los lerdos, los aún más lerdos, los que hasta se entrenan para determinados fines, los neutros, los pancistas y despistados alevosos, pasotas varios, sonámbulos diurnos, los porsiacasos del todo, de los del más allá, los desarraigados, los descafeinados, los del Salón de té, los correctos, los totalparaqué, los alfinyalcabo, los melasuda, los melatraefloja, de los quelesden, los que beben coca-cola, los que no, los ecuánimes, los hay infelices que toman postura y encima se pringan. A estos últimos, como los del 15M ,   hay que  subscribirse, siempre tomar postura, no saber nadar y guardar la ropa.

Todo este elenco de personalidades convive en la sociedad, pero aun asumiendo su existencia son meras posturas individuales que se diluyen en el magma social. La sociedad no es la suma de sus partes, es mucho más que eso, tiene una idiosincrasia determinada conformada durante muchos años de convivencia. El 80% de esos particulares y extravagantes personajes para su bien o para su pesar, comparten una serie de problemas que les son comunes, siendo los problemas los que nos unen y donde nos reconocemos.

¿Qué hacer?, se pregunta el personal, pues, ¡habrá que hacer algo!, se responden. Iniciativas que incitan a la acción ya han aparecido y aquí las estamos viendo, pero aún están germinando por lo que pienso que es hora de empezar a cohesionar las distintas sensibilidades para establecer unas mínimas prioridades que acometer.

Tenemos muy poco tiempo, los políticos y en especial el ejecutivo socialista con Zapatero a la cabeza nos han metido muchos goles ya  por la escuadra, pero aquí no hay arbitro que anule la jugada. Me refiero a todo el conjunto de incumplimientos del plan del Carbón, incluso de su, ya tristemente famosa, propuesta de construcción del Parador Turístico. Jugada que nos va hacer ponernos las pilas y dudo que nos dé tiempo para reaccionar. Los problemas son muchos y los desencuentros también, pero la necesidad obliga y si no habrá que empezar a tirar de las orejas a todos aquellos que pretendan pescar en rio revuelto.

En consecuencia tenemos que llegar a unos acuerdos mínimos que creen referentes válidos, para que sean asumidos por el conjunto de la sociedad que padece directamente los embates de las políticas económicas del neo-liberalismo.

En una palabra, tomar postura aparcando intereses partidistas en pos de la creación de una Plataforma   progresista contenida en un programa de mínimos para que sea referente de la mayoría social.

Una Plataforma social no es la creación de un nuevo partido, sino una asociación de todos, sean o no partidos políticos ,sindicatos, asociaciones y otros movimientos sociales unidos para un fin determinado, sacar al Valle del marasmo y de la ruina en que se encuentra.

Para esta labor todo el mundo es imprescindible, pero unos tienen más responsabilidad que otros, por su experiencia, por su certeros análisis de la situación o porque simplemente son bien acogidos por su prestigio social. Me refiero a las personas comprometidas y creadores de opinión. Estos son a los que hay que azuzar para que den el 100% de sus capacidades y aporten sus puntos de vista allá donde sea menester, creando tribunas públicas o utilizando los medios que estén a su alcance. Tienen que hacer visible que el cambio es factible y eliminar el fatalismo que queriéndolo o no se proyecta.

Ya sé que, cuando se dice que el pueblo está aborregado no se hace con mala intención, pero, si se obvian las causas de ese presunto desinterés malamente se le puede poner remedio. Esto es consecuencia del agotamiento de nuestro modelo democrático, modelo inmovilista que ha sido utilizado como dormidera social. A despertar toca, a movilizarse, a volver a pedir la unión de mineros, intelectuales, estudiantes, pensionistas, parados, autónomos, profesionales libres, pequeños empresarios, etc. Todos son imprescindibles, aquí no sobra nadie. Solo sobran los que quieren perpetuar sus privilegios, estos son los prescindibles.

Salud y República.